Señora de las encrucijadas

«Cuantos honores recibieron de la Moira los hijos de Gea y de Urano, los posee Hécate también, porque el Cronida no le arrebató el poderío ni ninguno de los honores que ella poseía bajo los antiguos Dioses Titanes, sino que ella posee cuanto le fue otorgado al principio. Y por ser hija única, no es menos honrada la Diosa en la tierra y en el Urano que en el mar; y es más poderosa todavía, porque la honra Zeus.»Hesíodo, Teogonía.

El bosque templado húmedo, debido a su muy alta pluviosidad, presenta un ambiente donde los árboles —estructuradores de comunidades— son protagonistas en el paisaje, lo que provoca que estos lluviosos bosques gondwánicos tiendan a la oscuridad, a la generación de sombras, y también a la confusión.

De la confusión presente en el hogar de Silvanus, genius loci de los ecosistemas dominados por árboles, se levanta una relación de dialogicidad con la decisión, es decir, la determinación definitiva frente a algo como, y ejemplificando de forma adecuada al contexto boscoso y clorofílico de lo que se está hablando, un sendero inexistente que debe ser elegido de entre las infinitas direcciones que ofrece un punto en el espacio.

¿Hacia dónde avanzar? ¿Qué dirección será la más expedita? ¿Cuál será la más segura? Preguntas básicas que se tornarán complejas en presencia de multiplicidad de opciones, y el bosque presenta una multitud de senderos por explorar, sobre todo en las zonas más densas y oscuras.

Infinite number of lines pass through a single point – GeoGebra

El Iniciado se enfrenta al borde del abismo, en donde se prepara para el trabajo de la magnum opus, la Gran Obra, donde se someterá a las sombras de los pilares de Misericordia y Rigor. Ahí, en la oscuridad del bosque, en la negrura de la emboscadura, presentará la materia prima que será transmutada en la piedra filosofal — esta materia prima que no es una sustancia desconocida, sino que se trata del mismo Iniciado, entregado con modestia a la Catedral de Celulosa y los designios de sus laberintos, pues antes de entregarse él mismo a él mismo, deberá hacerlo —cual sacramento hermético— a la encrucijada.

En la Sombra, es decir, la oscuridad del bosque, el Iniciado comprenderá cómo la nigredo  que habita en su interior se materializa en el exterior, pues su visión se ve entorpecida por los múltiples senderos por imaginar y realizar. En términos alquímicos, la nigredo se traduce como la putrefacción, la descomposición, y es en esta etapa donde el cuerpo se reduce a su materia prima, es decir, el material del cual surgió originalmente. En otras palabras, es aquí donde el ser humano desanda de su sendero civilizatorio para retornar a lo primigenio, fusionándose su negrura interior con el exterior húmedo boscoso. Además, en la oscuridad del bosque, en el subsuelo, ocurren procesos bioquímicos donde la putrefacción entrega un soporte al ecosistema al enriquecer el sustrato: los magníficos pilares de la Catedral requieren de la poco grata etapa de la putrefacción, pues la magnum opus no puede llevarse a cabo si el trabajo no está completo:

«La putrefacción es tan efectiva que destruye la antigua naturaleza y la forma de los cuerpos podridos; los transmuta en un nuevo estado de ser para darles un fruto totalmente nuevo. Todo lo que vive, muere; todo lo que muere se pudre y encuentra una nueva vida». — Antonie-Joseph Pernety, Dictionnaire mytho-hermétique, dans lequel on trouve les allégories fabuleuses des poètes, les métaphores, les énigmes et les termes barbares des philosophes hermétiques expliqués.

En la encrucijada, cuando los caminos se cruzan, aparece la diosa ctónica Hécate. La encrucijada, el espacio liminal en las fronteras entre diferentes tierras (o espacios, imaginarios o no), es el territorio donde se emplaza el hekataion, la columna axial desde donde Hécate mira en distintas direcciones como un santuario levantado a la ruptura de la confusión, mirando además hacia la encrucijada del inconsciente, y hacia el interior de la vasija, donde ocurre la transformación buscada en el trabajo que se desarrolla en el bosque, pues como es arriba, es abajo; como es adentro, es afuera, y la oscuridad exterior, lo negro, es el comienzo, el punto de partida del trabajo, donde el cuerpo debe ser descompuesto, cambiando la consciencia hacia el yo interior—radiaciones de Saturno que atraviesan la Catedral de Celulosa y también la vasija mortal: el matraz donde la materia prima se torna negra y caput corvi simboliza la muerte del Iniciado en su estado anterior a su entrada en la emboscadura, inmolando lo podrido en la encrucijada.

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