El Protector de los Animales como Apóstol de la Muerte

1997

¿Cómo pudo Veli-Risto Cajander haber salido con algo tan absurdo como la protección del visón salvaje, depredador importado desde un continente extranjero, que supone una carga adicional sobre nuestra avifauna? Está claro para todo amigo de la naturaleza que esta clase de bichos (visón, mapache) debe ser eliminada hasta la última huella. Aquellas amenazas a la fauna finlandesa (la rata almizclera, el ganso canadiense, el venado de cola blanca) que no depredan directamente sobre los animales domésticos, pero puede afectar la competencia por el alimento en el medio ambiente, ya son bastante suspicaces.

Desde 1948, viajando por decenas de miles de horas, personalmente he estudiado cambios en la población nidificante de aves costeras y acuáticas, sus patrones de crianza y, lo más importante, la presencia de polluelos alrededor de Finlandia (particularmente Tavastia). El año pasado, de mayo a julio, pasé cerca de 1500 horas en las playas y las islas desde mis puestos de observación (las noches también las pasé en las orillas, en sesenta lugares distintos en total). Por lo tanto, soy consciente de ciertas materias y sé que el visón salvaje representa una amenaza mortal para la avifauna finlandesa. El caso del visón en nuestro país es totalmente comparable al de los dingos en Australia y de todos los depredadores foráneos importados que han destruido el equilibrio ecológico original en varias islas.

El número actual de los polluelos de aves acuáticas sólo puede ser descrito con una palabra: catástrofe. Comparado con la década de los 50s, cuando la población de visón salvaje ascendió a una fracción de lo que es ahora, la situación actual es lamentable.

El número de gaviotas reidoras en Tavastia, que aún ascendía a 10 mil en la década de los 70s, ahora ha disminuido a unos pocos cientos. Estas aves han abandonado totalmente su hábitat de anidación natural — exuberantes estanques y lagos — debido a que el visón comenzó a devorar a todos los juveniles. Ahora las gaviotas se han retirado a islas rocosas en medio de grandes lagos, pero todavía vuelan cada año para buscar nuevos lugares. Esto ocurre porque el visón puede oír a los pájaros desde la orilla del lago, y a nadar tras ellos para matar a los polluelos  — no para alimentarse, sino simplemente por matarlos: para meter los pájaros muertos en pilas debajo de rocas y juncos.

El visón ha aprendido muy bien cómo encontrar los polluelos de gaviota, que escasamente anida en parejas individuales, corriendo a lo largo de la línea de la playa: kilómetros de costa habitadas por decenas de gaviotas son desalojados en minutos, luego de que los polluelos son incubados. Pocos puntos sobrevivirán intactos entre el territorio de un visón y el de otro. Tal vez una de cada cinco parejas de gaviota aún consiga que sus crías vuelen.

La población nidificante de la gaviota reidora menor en el que es por mucho el mejor lago para la especie, Pälkänevesi, contaba con aproximadamente 215 parejas en la década de los 70s; sólo 64 quedaban en 1997. Estas parejas tenían alrededor de 180 huevos, la mayoría de los cuales era exitosamente empollada. Entonces los visones arrasaron los pequeños polluelos de isla en isla, de roquerío en roquerío, y sólo 16 llegaron a la edad adulta. Con el tiempo, estas aves sobrevivientes criaban a la edad de cuatro años, cuando se estimaba que sólo cuatro o cinco de ellos estaban vivos.

El estrago causado por el visón salvaje se hace  aún peor por la presencia de cuatro otros depredadores fuertes, que el hombre ha importado de los extremos de la tierra o ha aumentado su número diez veces gracias a sus chatarrerías; estos animales completan el trabajo realizado por el visión salvaje en las islas y costas. De estas aves sólo el cuervo es una plaga antigua. El tanuqui y el búho real eran desconocidos en Tavastia en la década de los 50s; las gaviotas argénteas eran una fracción de su actual población, y lo mismo pasa con visón (Vanajanselkä, por ejemplo, que sólo tenía tres parejas de visón, tiene ahora 190). Gracias a la colaboración entre visones y gaviotas argénteas, de los quinientos nidos de golondrinas de mar registrados, solamente quedaron algunas docenas de polluelos volando el verano pasado: el peor resultado que he escuchado en Finlandia.

El impacto total de estos nuevos depredadores representa por mucho la peor amenaza para la avifauna costera y acuática, una amenaza mucho mayor que lo inmediatamente poseído por el hombre, asentamientos más densos y todas las otras agresiones sobre el medio ambiente. Sin embargo, incluso estas bestias antinaturales tienen sus defensores: imbéciles como Cajander — un pequeño pero vociferante grupo de personas. Estas personas son iguales que los autoproclamados protectores de los gatos. Cuando pasamos desde las orillas a la tierra, a los patios, jardines, campos y los bordes de los pueblos, el enemigo número uno de la avifauna se vuelve el ejército de gatos domésticos y salvajes que nuestra sociedad engreída, que siempre deja un desierto en su camino, ha aumentado a millones.

¿Qué están buscando estos protectores de los animales al criar visones importados de Canadá, gatos de Egipto, mapaches de China? Como sus protegidos, estos depredadores son los archienemigos de ecologismo, de los amigos de la naturaleza y de la naturaleza misma.